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Karen Cortés Takeda

"No duele para que sufras, duele para que cambies."

El 4 de marzo de 2019 tenía 40 años y 3 meses, sana… Mamá de dos niños de 9 y 11 años, con un trabajo estable y una vida tranquila y feliz, lo que sí siempre cansada por responder con todas las obligaciones de mamá, esposa, hija, trabajadora en fin todo esto era la excusa perfecta para nunca preocuparme de mí, así me acostumbre al dolor de espalda, al extremo agotamiento y a no ir nunca al medico para mí.

Sin embargo, ese 4 de marzo algo cambió, fui de manera intempestiva a mi ginecólogo porque me encontré un grano en mi mama derecha, por primera vez no busqué excusas y fui, la verdad: tranquila, no me imaginé nunca el diagnóstico, ahora me doy cuenta de la importancia de los chequeos, de oír al cuerpo de no normalizar las molestias físicas.

Así fue como el 22 de marzo de 2019 me confirmaron lo que sospechábamos: Cáncer de Mama infiltrante grado 2… Se me vino el mundo encima, lloré a mares, asumí que no vería crecer a mis niños, pensé que me iba a morir, parecía una película en cámara lenta, me recriminé por no cuidarme, por no descansar, por comer mal pero ya parecía que era tarde para todas esas recriminaciones.

 

De ahí en adelante vinieron mil exámenes, idas a médicos, trámites para agilizar el AUGE hasta que el 12 de abril y luego de una seguidilla de exámenes muy dolorosos me sometieron a una mastectomía radical de mi mama derecha… Había que asumir sacar la mama, puesto era la única alternativa para sanar, en ese momento eres capaz de desprenderte de todo, incluso de una parte de tu cuerpo si eso te devuelve la buena salud… A esto debo sumar que por opción personal preferí no reconstruir mi mama ya que leí que era más compleja la reconstrucción que la misma extirpación.

 

Llegó mayo y comenzó la segunda parte 16 ciclos de quimioterapia con todo lo que conlleva malestares, caída del cabello, dolores de hueso pero fui a cada sesión de mis quimios feliz, agradecida, acompañada, contenida y eso transforma en vida cualquier experiencia por más compleja que sea… El 2 de diciembre de 2019 el mismo día que cumplí 41 años hice mi último ciclo de quimios, hoy pienso que no fue una casualidad fue un renacimiento, una segunda oportunidad…

 

Hoy me debo controlar por 10 años y hacer hormono terapia, llevo una vida normal, intentando hacer cambios positivos sin caer en extremos, agradeciendo lo que me toco pero también consciente de no querer repetirlo.

Maquilladora: Cândida Medeiros

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